La maravilla de la democracia es que todos sus integrantes pueden tomar decisiones colectivas. Seguramente lo han escuchado mil veces pero se los vuelvo a recordar: demos, quiere decir “el pueblo/la gente” y kratia, “el poder/el gobierno”.
Por eso, no sólo podemos hablar de democracia en el Estado o refiriéndonos a un tipo de gobierno. También podemos usar el término para hablar de familias, empresas, sociedades, en fin, de todo organismo social en el que la opinión de cada miembro tenga el mismo peso. Qué cool, ¿no?
El voto es una de las manifestaciones más representativas y sublimes de la democracia cuando se trata de política: es la decisión colectiva por excelencia. Es escoger quién va a gobernar. Es decidir quién va a dar la cara por nosotros tanto al interior como al exterior de nuestro país.
Todo esto suena increíble, pero la realidad es que las democracias contemporáneas, y en particular la nuestra, se alejan mucho de este ideal porque se olvidan de sus principios fundamentales, especialmente cuando se trata de votar.
1. El voto informado.
Vamos a pensar, ¿por qué han nacido las revoluciones históricas en pro de las democracias? Porque existen clases sociales divididas no sólo económica, sino intelectualmente. Han existido quienes deciden por los demás, en pocas palabras. Por eso, y con toda razón, los pueblos han luchado por su voz. Porque es verdad que todos tenemos la capacidad de pensar, y por consecuencia, de opinar.
Tristemente, ese derecho a pensar y a opinar por el que tanto lucharon nuestros antepasados, no lo ejercen los miembros de nuestra democracia, o por lo menos no todos ni la mayoría. Cuando preguntas “por qué vas a votar por XX”, puedes escuchar respuestas como:
- No soporto a los otros dos
- Ya chole con que me roben
- Me urge un cambio
- Siempre he apoyado a este partido
Piensen lo que está en la línea, ¿les parecen argumentos suficientes? No. Para votar, hay que informarse y esto no sólo quiere decir leer la lista de propuestas (que ojalá todos lo hiciéramos). Esto quiere decir conocer a los partidos, abrir un libro de historia, ver el contexto internacional y ver cuáles son las necesidades del país completo.
Es como si decides casarte con X porque es el menos peor de tus novios / novias. O porque ya estabas harta del otro. Las decisiones importantes, como lo es la elección, no se toman así.
2. El principio del bien común.
Como la palabra lo dice, una democracia es el gobierno de “la gente / el pueblo”. Esto implica que las decisiones colectivas se toman en beneficio de lo mejor para todos, no de lo mejor para algunos.
¿Qué pasa? Que todos los mexicanos salen a votar con sus propios intereses en la cabeza y en el corazón. Votamos por quien nos conviene, por quien nos va a resolver nuestros problemas personales. ¿Es mejor el bien individual o el colectivo? No sé, esa es otra conversación. El punto es que una democracia, pretende el bien común. Pero si sus participantes velan por intereses personales, lo único que se va a lograr es la separación del pueblo.
3. El voto libre.
Claro que si te coaccionan a votar o inclinarte por tal o cual candidato, tu voto es todo menos libre. En la democracia mexicana actual, hay muchos factores que atentan contra la libertad del voto:
- La compra de votos, obvio
- La mala oferta de candidatos (tienes que votar por el menos peor, sólo algunos seguidores de cierto candidato lo creen verdaderamente el mejor)
- La cantidad de problemas que aquejan al país que impiden una visión clara y amplia
- La falta de representatividad de los candidatos
En fin, la lista podría ser interminable.
4. Cuarto y último principio que voy a mencionar, el diálogo abierto.
Estamos condenados a callarnos la boca. “El voto es libre y secreto” es la frase favorita de la banda. ¡Por supuesto que es libre y secreto! Es libre porque puedes votar por quien quieras, es secreto porque vas a estar tú solo adentro de la casilla y no tienes que decirle a nadie por quién votaste.
Esto no significa que no puedes preguntar y comentarlo con las demás personas. Esto no significa que no puedes dar tu opinión sobre uno u otro candidato. Estamos cerrados al diálogo, “mejor no hay que hablar de política”. ¡¡¡Cómo!!! Por supuesto que hay que hablar de política y sobre todo, escuchar de política.
No se trata de arrancarle los pelos a quien no esté de acuerdo contigo. Se trata de escuchar con afán de entender y de explicar con afán de compartir. El diálogo es indispensable para la vida social. Si me encierro en mi monólogo interior, no voy a informarme, ni a votar con libertad ni sabré siquiera cuál es el bien común.
Creo que nuestra democracia está debilitada por muchos factores, y que el voto que haremos este domingo está condicionado por las cuatro cosas que acabo de decir. Aprovechemos estos últimos días que nos quedan para de verdad pensar. No podemos dejar el futuro de México en los estómagos de la sociedad. Basta de querer votar con nuestras emociones y con lo que nos dice la panza, es momento de meter la cabeza y de tratar de ser lo más objetivos posible.
Lo que pasa en nuestro México está en ti y está en mí. Si el gobierno no responde como debería, participa tú desde tu estado de ciudadano. La democracia somos todos, no sólo los funcionarios públicos. Por eso ejerce tu derecho, y también tu obligación, de hacer un voto que cumpla con estos requisitos: informado, libre, por el bien común y dialogado con otros miembros de tu sociedad.
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Artículos recomendados:
- https://www.nytimes.com/es/2018/03/07/opinion-krauze-amlo-adios-democracia/
- https://www.newyorker.com/magazine/2018/06/25/a-new-revolution-in-mexico
- https://www.washingtonpost.com/business/mexicos-election/2018/06/25/0d4d45a4-7872-11e8-ac4e-421ef7165923_story.html?noredirect=on&utm_term=.d5584e9a27d7
Y algo para que se rían:
- https://www.youtube.com/watch?v=8-hahRWhFvg&feature=youtu.be
FOTO DE PORTADA: Santiago Arau
Buenísimo, falta tomar las cosas en serio.