Fui a Burning Man y es mucho más loco de lo que me pude haber imaginado

Cada año, más de 50 mil de personas se reúnen en el desierto de Black Rock, Nevada, para construir la ciudad de Black Rock, la cual dura una semana y es una oda al arte, al trueque, al autoconocimiento y a la inclusión. Todos son bienvenidos a Burning Man.

Este festival (o comunidad, como sus creadores prefieren llamarlo) nació en 1986, cuando Larry Harvey y Jerry James llevaron a un hombre de madera a la playa de San Francisco, el día del solsticio del verano, y lo quemaron frente a algunos espectadores curiosos. De ahí el inicio del “burning man”. Conforme más gente se unió a la celebración, decidieron trasladar el evento a un lugar donde no hubiera límites: el desierto de Black Rock en Nevada.

Hoy Burning Man es uno de los festivales más concurridos del mundo y totalmente diferente a cualquier otra experiencia que exista. Según su filosofía, en Burning Man no existe el dinero, todo funciona a base de trueques. No hay horarios, ni comercio, ni planes, ni juicios. Es un lugar para ser quien quieras ser y respetar sus 10 principios: inclusión radical (todos son bienvenidos), regalar algo, decomodificación (no puede haber comercialización de productos o eventos que sucedan dentro del festival), autoconfianza, autoexpresión, esfuerzo comunitario, responsabilidad cívica, no dejar rastro, participación e inmediatez.

Aquí dos relatos de los días en Burning Man de alguien que quiere regresar cada año por el resto de su vida, y de alguien que prefiere gastarse ese dinero en otro viaje.

CECI B.

Hace como dos años, en una fiesta, un chavo nos contó sobre su experiencia en Burning Man y yo no lo podía creer, pensaba que estaba muy frito y simplemente exagerando. Empecé a ver videos en Youtube y me di cuenta de que sí estaba diciendo la verdad sobre lo que ahí se vive. Me apliqué para ir y la verdad es que sí fue un rollo porque conseguir los boletos es muy difícil.

La logística es complicada. El año pasado fui sola con mi esposo, y éste por fin vamos con varios amigos. Volamos a Sacramento. Rentamos un auto, hacemos shopping y ya nos vamos a Reno. Descansamos una noche y manejamos el domingo temprano a Black Rock City.

Hacer el shopping es difícil porque tienes que llevar todo para sobrevivir una semana sin depender de nadie. Obvio allá te dan comida, chupe, regalos… lo que tú quieras, pero sí hay que ir prevenidos. Hay campamentos en los que pagas una lanota y te llevan todo, incluida tu bici, tu comida, etcétera. Pero a nosotros no nos late eso, vamos a camps más pequeños en donde tienes que ayudar y ser barman, dj, lo que te toque.

El año pasado ya no pudimos rentar RV (un coche tipo camper) porque costaba 5 mil dólares por semana y entre dos personas era muy caro. Nos quedamos en una casa de campaña y estuvo padre a pesar de que nuestro camp era muy tranquilo. Cero fiesta.

“Jamás te aburres, es como ir a Disney, pero de los fritos… Todo lo que puedas imaginar lo encuentras en Burning Man, es loquísimo.”

Jamás te aburres, es como ir a Disney, pero de los fritos. En un día normal, te levantas, desayunas y agarras tu bici para irte a la aventura. No tienes una idea de lo grande que es el lugar y en cada rincón encuentras cosas impresionantes. Volteas a un lado y hay un desfile de gente vestida de conejos, después volteas al otro lado y pasa una alfombra voladora desde donde te gritan “súbete”, y cuando te subes te lleva a una fiesta.Todo lo que puedas imaginar lo encuentras en Burning Man, es loquísimo. ¿Quieres yoga? Hay yoga. ¿Quieres fiesta? Hay las mejores fiestas. Hay un camp de mexas que se llama el Mayan Warrior y es súper famoso. El carrito del Mayan es impresionante, llevan muy buenos DJs y siempre tiene un ambientazo.

Cuando ya acabaste de estar en cierto spot, te vas a buscar otro carrito, llegas, te encuentras a Paris Hilton bailando, cero mamona y muy relajada. Está cotorro enfiestar junto a los famosos. Ambiente, hay de todo: desde el más papalord, hasta el más hippie. Pero en todos lados te la pasas impresionantemente bien, la gente es increíble, amable, te abrazan, te regalan cosas… te sientes como en casa.

“Ambiente, hay de todo: desde el más papalord, hasta el más hippie. Pero en todos lados te la pasas impresionantemente bien, la gente es increíble…”

A mí me encanta sentarme en algún sillón de un campamento y observar a la gente. Ves el zoológico: personas con la cara tatuada, súper modelos con cuerpazos, el gordo que va caminando desnudo, mil cosas, gente padrísima.

El promedio de edad es bastante alto, a pesar de lo que uno creería. Ves a gente muy grande y hasta te sientes muy chavo, pero también hay familias con sus hijos. Tal vez la mayoría de los que van son señores o viejitos y está loquísimo porque los ves con un tutú, o desnudos, o con pelucas, o con outfits súper locos… tienes que ir un día, es lo más loco que vas a vivir en tu vida.

Respecto al tamaño, es ENORME. Yo no tenía idea de qué tan grande iba a ser, no medía la dimensión, para transportarte de un lugar a otro recorres kilómetros en bici. Yo creo que es como del tamaño de todo Valle (de Bravo).

Es una tradición llevar regalitos para dar a los demás. Nosotros llevamos mezcal y collares y brazaletes huicholes para regalar. Lo más padre que me han dado fue una crema para manos hecha de cera de abeja, de un señor que cuidaba a sus abejas y juntó toda esta cera especial para regalar en Burning Man.

Tú tienes que llevar el agua y la comida que vas a necesitar durante toda la semana. Lo único que venden allá es hielo. Te venden mini bolsitas, bien caras, pero diario hay. También te venden café, pero creo que es por una ley extraña que hay en Nevada.

Sí hay organizadores, pero nunca los ves porque la gente que va ya sabe lo que tiene que hacer. Sí hay personas que cuidan, llamados rangers, que te ayudan y que supervisan que no pase nada malo, también te encuentras a algún policía merodeando por ahí. Pero toda la gente es súper civilizada, no hay riesgo de que te rompan el vidrio, o se roben tus cosas.

Los outfits los planeamos desde antes. Somos bastante minimales y tratamos de no llevar tantas cosas; este año llevamos sombreros súper locos, leggings, accesorios que prenden. El chiste es llevar prendas que te hagan sentir un súper héroe, ¿cuál sería tu disfraz? Me encanta. Quisiera ir cada año por el resto de mi vida. Creo que es como celebrar Año Nuevo.

ADRIANA C.

Hace cinco años en una cena, unos amigos platicaron que irían a Burning Man. Yo había escuchado hablar del festival, pero no tenía mucha idea de qué era en realidad. Me metí a internet a investigar y me gustó la idea del trueque, de la música, de recoger la basura, de formar parte de una comunidad… Así se armó el grupo de 4 mujeres y 13 hombres.

Volamos a Reno y recogimos los RVs que ya habíamos rentado. Nos dividíamos por grupos. En el mío íbamos seis personas. Nos fuimos a un Wholefoods y compramos toda la comida y agua de la semana. De México llevamos mezcal y cuando llegamos a Burning Man nos instalamos en un campamento previamente establecido por unos gringos. Ese año nació el Mayan, aunque todavía no se llamaba así. El Mayan es el art car que representa a México, muchas personas llevan sus instalaciones para representar a sus países. Lo diseñó Pablo González Vargas con un gran equipo y lo transportan desde México cada año. El Mayan sale a rodar todas las noches y tiene un lineup de djs. Se va moviendo toda la noche hasta el amanecer.

Había días en los que cocinábamos, todos nos involucrábamos. Ahora hay algunos campamentos de mexicanos en los que pagas un fee y te viene todo incluido, hay hasta alguien que te cocina.

Es ENORME. Te guías porque los campamentos están como las horas del reloj, el nuestro estaba a las 2:15 A. Hay unos Sanirents para ir al baño por todo el festival, y cada mañana los limpian. Te bañas en unas regaderas medio abiertas.

“En cuanto a ambiente, hay de todo, puedes irte a un campamento muy mamón o a una tienda de campaña.”

En cuanto a ambiente, hay de todo, puedes irte a un campamento muy mamón, como uno del que me acabo de enterar en donde hay meseros, como un hotel cinco estrellas puesto ahí, o a una tienda de campaña. Van muchas celebridades de distintas industrias a nivel mundial. Igual te topas con un campamento donde hay casitas en forma de iglúes con aire acondicionado o con un hippie en tienda de campaña.

Puedes vivir la experiencia de Burning Man según el mood en el que vayas. Hay drogas, claro que hay un chingo, si tú estás en ese mood te las vas a topar, pero si no, no. También hay gente muy sana, o que va a hacer yoga exclusivamente. Hay un lineup de la semana donde ofrecen conferencias, clases, conciertos… Cada día es distinto, te puedes ir al templo a echar una meditación o a dar una vuelta para ver las obras de arte que montaron en el desierto. Luego te vas a cenar al campamento de unos franceses y después te vas a dormir. Vas en bici por todo el desierto, pero hay muchas tormentas de arena, entonces vas con protección y con linterna. Todo el mundo se mueve en bicicleta. Hace frío en la noche y mucho calor en el día.

“Cada día es distinto, te puedes ir al templo a echar una meditación, dar una vuelta para ver las obras de arte que montaron en el desierto, cenar en el campamento de unos franceses…”

Yo lo que hacía era dormirme muy temprano y levantarme al amanecer. Agarraba mi bici y alcanzaba al Mayan con otros amigos y veíamos el amanecer. Los dos años que fui estuve con agua de coco bailando como loca. Hay todo tipo de música, desde un escenario lleno de lasers con música psycho, hasta un campamento donde hay puros encuerados bailando y haciendo tantra. El año que yo fui el promedio de edad era alto y también vi a muchas familias con sus hijos.

Aunque ves a gente impresionante, con atuendos perfectamente planeados para la foto, creo que el sentido de Burning Man va más allá. Te topas con el chef más picudo del mundo que está cocinando con sus cuates, hasta un maestro de yoga o un DJ famosísimo.

Nunca me aburrí, diario hay cosas que hacer. Desayunaba algo rico, como un smoothie, me iba a una clase de yoga y luego a explorar. Te topas con gente y te quedas platicando, conociendo. Te echas en unas camas con música de fondo, comes en el campamento de unos ingleses y te topas a un actor famoso y le preguntas algo.En la noche planeas qué te vas a poner. Había una noche donde el dresscode era usar tutús. Nosotros teníamos un cuartito con puros disfraces y antes de salir elegíamos qué nos íbamos a poner, compramos todo desde México, pero creo que fue demasiado, hubo cosas que ni usamos.

Tampoco me dio miedo, está muy controlado. Hay policías, doctores, hospital… la gente que se droga tampoco lo puede hacer muy a la vista.

No sé si regresaría. Depende del grupo que se armara. Además se me hace que es demasiado dinero, prefiero viajar a otras partes del mundo. Yo me gasté como 70 mil pesos hace cinco años. No sé…

Foto de portada: Instagram @manual_to_better_living

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