Todos hemos tenido la desgarradora experiencia de ver cómo una taza o plato favorito se nos escapa de las manos y se rompe en mil pedazos en el piso de nuestra cocina. Y seguramente tú como yo, trataste de pegar las piezas con kola-loka. El resultado: una causa perdida que fue un gasto emocional y de tiempo (más que otra cosa).
Y es que el error que siempre cometemos es querer hacer ver que una pieza nunca fue dañada. Al final, eso es imposible: ¿por qué no mejor encontrar la belleza en algo que está roto? O por lo menos, eso es justo lo que hace una tradición japonesa de cuatrocientos años llamada Kintsugi. Te cuento sobre la técnica que salvará a tu cerámica de ir al bote de basura.
Kintsugi, el arte de reparar lo que está roto:
Kintsugi se puede traducir a “carpintería de oro” o Kintsukuroi, que significa “reparación de oro”. Este tipo de arte japonés consiste en reparar cerámica rota utilizando una laca especial mezclada con oro, plata o platino. O sea, el secreto está en pegar una rotura de manera que resalte el daño y no lo oculte. Así, cuando el trabajo está hecho, tu pieza tendrá hermosas “costuras” de oro en lugar de simples grietas de cerámica. Incluso, muchas veces este método de reparación logra que tu pieza sea a aún más bonita que la original.
La tradición celebra las rupturas como parte de la historia de un objeto más que como un final. Kintsugi, es una consecuencia de la filosofía japonesa de “wabi-sabi”, una creencia en la belleza de las imperfecciones o defectos. Por otro lado, el método de reparación también nació del sentimiento japonés “mottainai” que expresa el arrepentimiento cuando algo se desperdicia.
Hay tres estilos de Kintsugi:
- Grieta: se retoca con mezcla mínima de laca la pieza rota.
- Método de pieza: presenta fragmentos completos de laca.
- Grieta con pieza: se utiliza laca y otras piezas que pueden ser similares o no al material de la original.
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