Sabemos que lo primero que pensaste cuando leíste sexo kinky, pensanste en Fifty Shades of Grey. Pero queremos decirte que el libro y la película cuentan solo una faceta de lo que es el sexo kinky y que la realidad es que todos pueden intentarlo.
El sexo vainilla, por así decirlo, lo tenemos incrustado en el cerebro como si fuera la única manera de tener relaciones sexuales. Pero en el siglo XXI queremos probar que no es la única opción y retarlos a que abran sus panoramas y experimenten el lado más kinky que tienen. Comencemos.
¿Qué es el sexo kinky?
Un definición de lo que es el sexo kinky es todo lo que se salga de una práctica sexual tradicional: o sea, la que se resume a penetración y muy poca estimulación de otras zonas erógenas. El sexo homosexual también tiene su parte más tradicional pero, a veces, suelen experimentar en la práctica.
Me gusta pensar que el sexo kinky nos empuja a que el cuerpo experimente otras sensaciones a las que no estamos acostumbrados. Meter en una caja todo lo que es sexo kinky, sería limitarlo en la práctica y experimentación.
Entonces, en resumen, kinky es lo que no está dentro de la “norma”. Por lo mismo, eso es demasiado amplio como para quedarnos con la idea de la cuerda y el látigo.
¿Cuáles son los límites?
El punto clave de una relación sexual es el consenso. En el sexo kinky el tema de consenso lo es todo, ya que permites que se realicen actividades con el total permiso del otro y es un factor que también ayuda como estimulante en la relación.
Los límites cada quien los dicta. La comunicación es base para dejarle claro a tu pareja con que estás de acuerdo y con que no. En algunos casos las parejas deciden usar “safe words” para que si alguien se está pasando un poco, la digas y la práctica pare totalmente.
Así que pensar que el sexo kinky radica en violencia y abuso es totalmente una falacia ya que ambas partes están de acuerdo con lo que está pasando y hay un respeto absoluto por los límites del otro.
Otra palabra clave es el juego. Estás jugando con el otro, por eso cuando alguien dice “ya” o la palabra segura, se para el juego porque ya está colinando con los límites.
Lo kinky es un espacio que nos permite aceptar lo que nos gusta en la cama y conocer distintas variaciones de lo convencional. Dejar atrás la vergüenza y dejarnos sentir. Es una mentalidad, ya que está bien que nos gusten otras cosas a demás de la penetración.
En lo único que estamos de acuerdo con Fifty Shades of Grey es que si hay muchas zonas grises en el sexo kinky y que no es tan blanco y negro como lo pensamos.
¿Cómo se hace esa cosa del sexo kinky?
Ya que tenemos en mente que el sexo kinky es todo sobre consenso y no entrar dentro de la norma, hay una infinidad de posibilidades para ser kinky y no todas requieren que te amarren como salchicha del techo.
El sexo kinky es salirse de la norma. Punto. Con salir de la norma tienes muchas áreas de experimentación, y no necesariamente tienes que recurrir al dolor para ponerlo en práctica. Recomendamos que te preguntes qué es lo que quieres experimentar o qué aspecto sexual te está llamando más la atención. Por eso te queremos poner en una escala inventada algunos ejemplos que puedes experimentar con tu pareja.
Principiantes: buen nivel para aquellos que quieren dejar atrás el sexo monótono.
Juegos de temperatura
Jugar con un hielo en el cuerpo de tu pareja y en el tuyo es una manera de ser kinky y experimentar con sensaciones distintas.
Pañuelos para vendar/amarrar a tu pareja
Con el uso de pañuelos (o lo que quieras) puedes jugar a amarrar al otro o a ti y probar con las sensaciones al privar de la vista y el tacto. También entra el juego del control donde es interesante ver que posición te gusta más. Dominante o sumiso. O los dos.
Experimentar con comida
No te lo tomes muy a pecho tampoco se necesita hacer un bikini de crema batida, pero juega con comida y date el chance de que te dejes ir con diferentes sabores y texturas. Eso si, usa sábanas que no te importe mancharlas.
Juguetes sexuales
Introducir un juguete sexual es también darle un punch a tu relación. Tip para los hombres: querer usar un juguete sexual no implica que su “compañero” no es suficiente, solo que no todo gira entorno a la penetración y querer ampliar las sensaciones es totalmente válido. Son suficientes, solo dejen de darle tanta importancia a sus penes. Es garantía que ustedes también lo van a disfrutar.
Intermedio: Si ya has tenido alguna experiencia kinky y te gustaría ampliar tu búsqueda.
Empezar con BDSM
El BDSM como tal es un término que permite la práctica de fantasías eróticas. La siglas son Bondage, Disciplina, Dominación, Sadismo y Masoquismo. Expandir alguna práctica de éstas pueden ayudar a que descubras por donde te mueves más. Cambia los pañuelos por cuerda y, a lo mejor, experimenta con juguetes que ayudan con ciertas zonas erógenas.
Juega con las fantasías
Esto claro que todos lo pueden hacer pero creo que para la mayoría la pena es mucho más grande que las ganas. Si ya has tenido un poquito más de experiencia en prácticas kinky, llevar acabo una fantasía está perfecto. Prueba escuchando a tu pareja y participen en una juntos. Es importante que se entienda lo que quiere el otro y buscar en donde los dos se sientan cómodos al hacerlo.
Experimentación de roles
Puede que te guste más la dominación pero a lo mejor nunca has jugado con la sumisión y te estás cerrando a opciones. Cambia de roles con tu pareja, experimenta con el juego del poder y del control. Puede que un día te sientas dominante y el otro sumiso y está bien. Encasillarte es lo que hace que es sexo llegue a se monótono, no lo hagas.
Juegos de dolor
Este tema puede llegar a causar un poco de controversia pero lo importante es que entendamos que si hay un consenso de parte de los dos lados está perfecto. Respetar los límites del otro es la premisa de jugar con esto. Jugar con sensaciones es parte de lo que es el sexo y el dolor entra en él.
De acuerdo con un estudio hecho por los Archives of Sexual Behavior 96% de las mujeres les gusta que les den nalgadas, 93% que les jalen el pelo, 92% el uso de mordidas para incrementar la sensación, 90% que las rasguñen y 87% el bondage erótico (que las amarren, pues). Entonces si hay una inclinación de parte de la gente al uso del dolor, es que a lo mejor lo que nos falta es preguntar. Sin placer no hay dolor y viceversa. Los sensores nerviosos del cuerpo manda señales tanto de dolor como de placer. Por eso los tatuajes no es un dolor insoportable (algunos sí) si no uno que no te molesta pasar por el otra vez. Querer experimentar con esa sensación es completamente válida. Pregúntale a tu pareja y juega con la intensidad, recuerda que todo con consenso.
Nos quedaremos en este nivel porque los expertos o avanzados tienen más idea que nosotros.
Para terminar queremos que dejes de caer en los prejuicios de los que es el sexo kinky y que aceptes lo que te produce placer. No es perverso ni pervertido ya que hay mucho matices y se puede experimentar de muchas maneras. Pero el primer paso es aceptarlo y comunicarte para poder jugar con ello. Si los estudios dicen que la gente lo pide, pues hay que dárselos. De algo nos estaremos perdiendo.
