Las cosas que aprendí después de cada corazón roto

Me soné con cajas de Kleenex cuando estuve de luto por un cuate de la secundaria que ni siquiera sabía que me gustaba hasta que empezó a salir con una de mis amigas. Lloré en el baño de la prepa porque el niño que me invitó a mi primera cita me dejó de hablar. Hice una escena de telenovela cuando mi ex novio subió una foto con otra niña. Le marqué cinco veces en estado etílico. Me pusieron el cuerno y me enteré el primer día de un viaje de cinco. Después me pidió perdón a lágrimas en el teléfono porque ya no quería seguir conmigo. Me dejaron en un antro, me desperté en un departamento que no era mío, me gritaron en la peda, me volvieron a poner el cuerno, me dijeron que estaba usada, me rompieron el corazón. Y lo único que me decían cuando ahogaba mis penas en un bote de helado era: el tiempo lo cura todo.

Esa frase que te dice tu mamá y que no entiendes hasta que ha pasado mucho tiempo y lo que dolía hace unos meses, ahora ni si quiera tiene tu atención. Te das cuenta de que si nunca expresas tus sentimientos hay una probabilidad muy grande de que esa persona no se entere de lo que estás sintiendo. Que tus exes, al fin y al cabo, tienen derecho a estar con quien sea después de terminar contigo sin importar el tiempo que haya pasado. Que el “no eres tú, soy yo” puede ser cierto. Y que si ninguno de los dos está bien consigo mismo, lo más probable es que se terminen lastimando.

Aprendí que las relaciones no son color de rosa y no tienen que ser como la idea que tenemos en la cabeza. Estamos lidiando con personas igual de complicadas que nosotros y por más que queremos, nunca vamos a conocerlos al cien por ciento. Hay gente que es culera, pero también hay gente que, en serio, no te quería lastimar. Y no porque te topaste con un patán significa que los demás vayan a ser igual. Hay personas que valen la pena, hay otras que duelen demasiado para seguir con ellos. Está bien y no pasa nada.

La cosas se darán como se tengan que dar y nos toca a nosotros tomar decisiones por beneficio propio. Una relación es de dos, pero siempre tenemos que ponernos a nosotros primero.

Entendí que un beso no es suficiente cuando hay agresiones de por medio y que no hay mejor remedio para un corazón lastimado que el abrazo de un amigo.

Que a veces salir de parranda es lo mejor que puedes hacer pero también es importante darte el tiempo de sentir lo que tienes que sentir. Se vale sentirse mal, se vale mentar madres, se vale tomarse un rato para asimilar la situación y cortar de manera momentánea (o permanente) a la otra persona. Se vale que sus planes de vida no concuerden, se vale querer espacio, se vale querer crecer por otro lado. Pero sobre todo, se vale que quieras pasar por un proceso de pérdida y que tomes las medidas necesarias que te hagan bien a ti.

“Superas a tu ex en la mitad del tiempo con el saliste con él”, “haz ejercicio y dieta para que te veas mejor que antes”, “un clavo saca a otro clavo”, “Tinder es tu mejor amigo”, “no es tu culpa, probablemente sea la de él”, “no pasa nada hay, muchos peces en el mar”, “tienes que esperar por lo menos un mes antes de salir con alguien”, “si anda con ella después de ti es que ya andaban desde antes”,  “si lo hizo una vez, probablemente lo vuelva a hacer”. Si has escuchado alguna vez estas opiniones disfrazadas de consejo, haz caso omiso. Los clichés sirven muy bien para las películas, no para la vida real.

En mis cortos 22 años me han roto el corazón más veces de las que puedo contarlas y ninguna ha estado bonita. He llorado incontables noches, he llamado a horas que no tenía que llamar y consumido cantidades de whisky irresponsables. Me enfrenté a mis peores miedos y luego me di cuenta de que no era para tanto. Entendí que mi valor no recae en alguien más y que hay preguntas que simplemente no van a ser respondidas.  Es un patrón que ya conozco y que de todos modos me cuesta muchísimo superarlo, y creo que ninguno de nosotros somos capaces de controlarlo.

En los aires del 2019, en donde thank u next se ha vuelto el himno más sano para poder superar una relación, aprovecho para dar las gracias y para decir que por más que no tenga amaestrado mi corazón, tengo claro que la gente llega a nuestra vida por alguna razón y que siempre nos dejan enseñanzas. Tanto de las buenas como de las malas. El chiste es que después de cada lloriqueada y de cada guarapeta tengamos en mente que el tiempo si es nuestro amigo y que, por más que nos de hueva, es un proceso que tenemos que pasar.

Queridas parejas pasadas no los culpo, ni tampoco a mi misma. A veces las cosas pasan porque pasan y eventualmente caerán en su debido lugar. Pero de momento thank u next, y la mejor suerte para todos.

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