¿Estás seguro de querer seguir navegando en ese barco de relaciones destructivas, de abuso de sustancias, de autocompasión y culpa? ¿De vivir acompañado de los castigos que esta autodestrucción conlleva? ¿Crees que así es la vida y no hay más? ¿Sientes que no hay salida hacia afuera de la negatividad? ¿Que no hay forma de liberarte del sitio en donde las circunstancias de la vida te han llevado? ¿Te has resignado a aceptar el destino, porque así es como los buenos capitanes de barco lo hacen?
¿Crees que eso es lo correcto?
NO, no lo es. Entonces, date un regalo: despierta y camina despacito para alejarte de “eso” que te jala hacia abajo. Pon tu alarma y dale vida al ser humano que se ha hundido en sus propias ideas equivocadas sobre sí mismo. Tú.
No te asustes, deja la prisa. Un cuerpo acelerado no tiene tiempo para observarse. Se deja absorber por sus pensamientos y camina siempre por la misma acera.
Recuerda que el deseo y la posibilidad de sentirnos y ser libres se encuentra en una parte de nosotros que es capaz de recordar lo siguiente:
- Estás aquí para crecer más allá de las influencias que te limitan.
- No fuiste creado para ser parte de nada que te cause sufrimiento.
- La verdad es que la vida quiere que tengas éxito en formas más allá de tu presente capacidad de ver. Y que eso sucederá cuando abras tus ojos y veas que tu falso sentido de lo que eres te hace tropezar y caer.
Decirlo es más fácil que recordarlo, especialmente cuando sentimos que “un poder fuera de nosotros” nos aprisiona, y caemos en el hoyo. Cada vez que nos sentimos negativos, cada vez que odiamos algo, que sentimos resentimiento o decepción, saltamos hacia el hoyo y lo culpamos de nuestra situación.
Ya no dejes que la obscuridad y el deterioro confundan a “esa parte dormida”. Despabílate y deja de sufrir, despierta a la presencia del poder que habita en tu corazón. No eres la debilidad que sientes, no eres el miedo. Por muy reales que parezcan, lo que realmente eres no te puede ser robado sin tu permiso.
Olvídate del meteorológico y deja de culpar al clima. Despierta a la luz que se levanta desde tu interior y deja que te muestre la ruta hacia la liberación de tus habituales caminos de autodestrucción.
¡Sí te mereces la felicidad!
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