La legalización de la marihuana en México y lo que esto implica

Por: Daniela Ancira Ruiz

La legalización de la marihuana es un tema que cada vez se encuentra en la agenda pública de más países, y que sin duda genera un intenso debate. En México se ha convertido en tema de conversación de todos los días, más aún desde que la senadora Olga Sánchez Cordero, futura Secretaria de Gobernación, presentó el pasado 8 de noviembre una iniciativa para regular y legislar su consumo.

Pero, ¿qué implica legalizar la marihuana? ¿qué se propone en esta iniciativa de Ley? ¿en qué nos perjudica, nos beneficia, o por qué debe interesarnos este tema?

A manera de resumen, la iniciativa de Ley General para la Regulación y Control del Cannabis, propone regular cualquier tipo de siembra, cultivo, producción, publicidad, distribución, venta, comercialización, portación y consumo del cannabis y sus derivados, así como su control sanitario para fines personales, científicos y comerciales. En otras palabras, regular el mercado comercial de la cannabis, a fin de poder monitorearlo, imponer estándares mínimos, verificarlo y evaluarlo.[1]

Lo que se permite

Portar hasta 30 gramos de cannabis (a diferencia de los 5 gramos que actualmente permite la Ley General de Salud); y cultivar o cosechar hasta 20 plantas de cannabis para consumo personal en propiedad privada, siempre y cuando ésta no exceda la producción de 480 gramos por año y las plantas se hayan registrado en el padrón anónimo del Instituto Mexicano de Regulación y Control del Cannabis (“IMRCC”).

También se contempla que los adultos puedan fumar marihuana en espacios públicos, excepto en aquellos 100% libres de humo de tabaco, y que únicamente ciertos establecimientos –determinados previamente por el IMRCC- puedan venderla.[2]

Lo que se prohíbe

Cualquier tipo de distribución, venta, regalo o suministro de marihuana a menores de edad, o emplearlos en alguna actividad relacionada, así como el usar drogas mientras se conduce algún vehículo o maquinaria peligrosa.

Ahora bien, para entender el por qué de esta iniciativa, es importante comprender el problema que hay detrás de la venta ilegal de la marihuana y las consecuencias sociales que ésta genera, mismas que resumo en dos importantes temas: (i) inseguridad; y (ii) criminalización de poblaciones vulnerables.

La política punitiva del Estado en cuanto a la persecución de delitos contra la salud (o la famosísima “Guerra contra el Narcotráfico”) generó un aumento sin precedentes en niveles de violencia en todo el país, convirtiendo al 2017 en el año más violento de la historia de México. Ante esta situación, muchos afirman que el remedio de aumentar la persecución por el consumo y distribución de drogas, fue aun peor que la enfermedad misma.

Una de las consecuencias más importantes que tuvo esta política prohibicionista del Estado, fue el aumento de personas personas privadas de la libertad por delitos relacionados con drogas. ¿Qué quiere decir esto? Yo insisto que como sociedad nos gusta ver que meten a gente a la cárcel, nos gusta saber que alguien está pagando las consecuencias por hacerle daño a la sociedad, que hay un culpable y que está siendo castigado por cometer un delito. Y estoy de acuerdo; nada me indigna más que vivir en un país donde los índices de impunidad rebasan el 98% de los casos.

Pero la pregunta es: ¿A quién estamos metiendo a la cárcel? ¿quiénes son las personas que están siendo castigadas por el consumo, posesión y tráfico de drogas?

En el fuero común, en los últimos dos años el número de mujeres que ingresan a prisión por narcomenudeo ha aumentado 103.3%, mientras que a nivel federal, los delitos relacionados con drogas representan la primera causa de privación de libertad en mujeres.[3]

Gracias a mi trabajo, he tenido la oportunidad de escuchar de primera mano decenas de historias de mujeres que se han visto envueltas en la comisión de delitos relacionados con drogas; y tristemente, la historia de una puede resumirse como la historia de todas las demás: una mujer de escasos recursos, que está dispuesta a lo que sea por sacar adelante a su familia y que encuentra en la venta y transporte de drogas una opción de dinero fácil y rápido para proteger a los suyos. Mujeres que son utilizadas como “mulas” transportando drogas incluso dentro de sus propios cuerpos, y que constituyen el eslabón más bajo de la cadena delictiva; mujeres que fungen como mano de obra fácilmente reemplazable en las redes criminales, comúnmente madres solteras que entran al negocio de las drogas solamente para poder alimentar a sus hijas e hijos.

Los elevadísimos niveles de violencia, abuso sexual, discriminación, exclusión, y abandono, a los que se enfrentan estas mujeres al entrar a prisión es otro tema no menos importante. Sin embargo, para efectos de la regulación del cannabis, es fundamental concientizarnos como sociedad que el dejar de penalizar este tipo de conductas implicaría una disminución de una población penitenciaria que, me atrevería a decir, es víctima de su propio contexto.

Insisto, no estamos hablando de criminales de alta peligrosidad que saldrán libres, aunque a veces pareciera que los medios de comunicación quieren infundirnos miedo haciéndonos creer que así será. Si no de mujeres -y desde luego hombres- que son criminalizados por delitos de bajo impacto relacionados con la cannabis.

A lo anterior, habrá que agregarle que la regulación de la cannabis podrá generar un ingreso importante para el Estado desde una perspectiva fiscal. En Estados Unidos, por ejemplo, se estima que la recaudación de impuesto sobre la renta por la comercialización de este producto superó en 2016 los $7 billones de dólares.[4] Así como la efectividad que su consumo ha mostrado para tratar ciertas enfermedades como depresión, ansiedad, cáncer, epilepsia, entre otras.

El reto estará, tal y como lo señala la propia Iniciativa, en equilibrar el enfoque de salud pública con el interés del comercio. Reto que no se aleja del que ya existe en cuanto al consumo de alcohol y tabaco. ¿Aumentará su consumo? posiblemente; aunque no es ningún secreto que la marihuana en México se consigue fácilmente y es consumida por millones de personas que al comprarla de manera ilegal, contribuyen a alimentar una cadena delictiva que tanto daño ha hecho al país. Su legalización desde luego no eliminará el mercado negro de la noche a la mañana, pero es un paso importante para disminuirlo.

Habrá que informarnos y educarnos como sociedad sobre los riesgos de su consumo, para que –como en todo- evitemos el exceso.

Daniela Ancira Ruiz

Directora y Fundadora de La Cana; Abogada, Maestra en Derechos Humanos y Democracia; Emprendedora Social.

[1] Iniciativa de Ley General para la Regulación y Control del Cannabis. http://infosen.senado.gob.mx/sgsp/gaceta/64/1/2018-11-08-1/assets/documentos/Inic_Morena_Control-Cannabis_081118.pdf

[2] Casasola, Tania (2018) “Qué se permite y qué no: Puntos clave de la iniciativa sobre la mariguana que propone Morena” disponible en https://www.animalpolitico.com/2018/11/puntos-clave-iniciativa-legalizar-mariguana-morena/

[3]Pecova, Ana (2018) “Mujeres, drogas y cárceles” disponible en https://www.nexos.com.mx/?p=36984

[4] Blen F, Manrique. “La Marihuana y los Impuestos” disponible en https://www.elfinancierocr.com/blogs/tributario-cr/la-marihuana-y-los-impuestos/G6OKBHTFBZAFLENJAY4MKP72JU/story/

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