Nos hace falta hablar de la salud mental. Atentamente, una víctima del estigma

María Borja, estudiante y víctima del estigma, escribió esta carta para que comencemos a hablar abiertamente sobre la salud mental.

Querida sociedad:

Tu mamá, tu papá, tu mejor amigo, tú. Las estadísticas revelan que una de cuatro personas desarrollarán algún tipo de enfermedad mental a lo largo de su vida. ¿Lo habías pensado de esta manera? ¿Has intentado empatizar con alguien que sufre estos trastornos, junto con el estigma que viene de la mano con la enfermedad?

El estigma son las actitudes y concepciones que llevan al rechazo, marginación y discriminación de las personas que padecemos estos trastornos. En muchos casos, luchar contra el estigma es más difícil y doloroso que la enfermedad en sí.

Me gusta pensar que en la sociedad actual cada vez son menos los temas que se consideran tabú. Me refiero a asuntos raciales, la sexualidad, el género y su construcción social, entre muchos otros. Es increíble ver cómo la humanidad ha ido progresando y poco a poco se ha logrado (por lo general) una mentalidad más abierta y tolerante, con espacio para diálogo e intercambio de puntos de vista distintos. Pero es evidente que siguen existiendo estereotipos y percepciones erróneas basadas en la falta de información y educación respecto a temas de gran importancia; la salud mental es uno de estos temas.

Las personas que padecemos de trastornos mentales sufrimos de una idea equivocada de lo que son estos padecimientos, junto con marginación, rechazo y una terrible estigmatización cuyo resultado es que el proceso de recuperación sea muy difícil y doloroso, desde el momento en el que se ha decidido alzar la voz sobre la situación, hasta el momento en el que uno puede llegar a estar “sano” otra vez.

“Las personas que padecemos de trastornos mentales sufrimos de una increíble misconcepción de lo que son estos padecimientos, junto con marginación, rechazo y una terrible estigmatización cuyo resultado es que el proceso de recuperación sea muy difícil y doloroso.”

Estos comportamientos de la sociedad, casi siempre inconscientes, tienen una clara razón de ser. A lo largo de la historia han existido estos estereotipos desfavorables acerca de las enfermedades mentales. La misma psiquiatría reforzaba los mismos y adaptaba actitudes discriminatorias hacia los pacientes. La idea del “loco” que debe estar encerrado y aislado por ser un peligro a la sociedad es una de las principales concepciones que, tristemente, mucha gente continúa teniendo. ¿Por qué pensamos que un esquizofrénico nunca podría tener un trabajo estable, o que una persona bipolar es incapaz de llevar una vida social sana? Claramente es resultado de la falta de educación sobre la salud mental.

Se ha creado y mantenido la percepción de que una enfermedad mental es algo de lo que no se debe hablar. Cuando esto se descubre, los que la padecemos y los que se encuentran a nuestro alrededor somos vistos con unos ojos totalmente diferentes ante la sociedad, algo completamente injusto. Se genera un sentido de vergüenza, lástima y secrecía alrededor del trastorno, que crea una serie de conflictos para los afectados y los que los rodean. Nos podemos llegar a sentir atrapados dentro de nuestra propia enfermedad porque a veces preferimos sufrir y quedarnos callados que hablar y sentirnos juzgados por el mundo. El proceso de recuperación es sumamente complicado por todo esto.

Los medios de comunicación también han tomado un papel importante respecto a la problemática. Si el personaje tiene un trastorno de salud mental será retratado como violento, impredecible, patético y débil, cuando en realidad pasar y superar una enfermedad mental es algo que te hace significativamente más fuerte y valiente. Pero se sigue alimentando la idea de que si padeces de una enfermedad mental no eres del todo “normal” y tampoco eres muy confiable.

Es horrible que ocurra esto, las personas que tenemos trastornos mentales no podemos ser culpados de la enfermedad. Es un padecimiento médico como cualquier otro, estoy harta de comentarios insensibles y sobre todo mal informados respecto al tema. “Todo está en tu cabeza, ¿Por qué no intentas ser más positiva?”, ”Hay personas que están en situaciones peores que tú y aun así se levantan de la cama”, “¿Crees que sea necesario tomar medicinas diario para sentirte bien?”. Y les comparto mi punto de vista: ¿por qué toda la familia visita a la persona que tuvo cirugía, pero raramente una persona se presenta cuando la persona sufrió un episodio maniaco?

“¿Por qué toda la familia visita a la persona que tuvo cirugía, pero raramente una persona se presenta cuando la persona sufrió un episodio maniaco?”

Es terrible sentir que la oscuridad te rodea y físicamente no tienes fuerzas para levantarte de tu cama e ir al trabajo, o a la escuela. Pero a veces es peor tener que pensar en excusas que serán aceptables y no generarán que tus propios amigos, compañeros y superiores, te vean como si fueras un “raro” o un “loquito”. Porque en muchas ocasiones decir “tengo depresión” no es recibido con la importancia y seriedad que debería. O si estás sufriendo de un ataque de ansiedad en una fiesta y literalmente sientes que te falta el aire, te tienes que preocupar por lo que van a decir los demás, probablemente te grabarían y tu episodio terminaría en unos cuantos grupos de Whatsapp, con los integrantes juzgándote. “Seguro lo está haciendo para llamar la atención”, “Qué payasa, nadie se pone así en una fiesta” ,“Ya que deje de exagerar”… la realidad es que estas personas no tienen idea de lo que uno puede estar pasando.

Esto no debería de suceder, hay que informarse y educarse sobre la salud mental pues, como lo dije anteriormente, es muy probable que conozcas a alguien que padezca de esta problemática. Y si tú mismo sufres de una enfermedad mental, seguro sabes a lo que me refiero y te has sentido víctima del estigma. Esto no es nada de de lo que debas avergonzarte, no eres débil, al contrario. Sí, es difícil sufrir un trastorno mental, pero al final del día nos damos cuenta que superar los obstáculos de la enfermedad y el estigma nos convierten en guerreros, llenos de fuerza y valentía. Así es como nos deberíamos de ver en los ojos de la sociedad, pues no somos culpables de padecer un trastorno mental, pero sí somos responsables de nuestra fuerza para salir adelante y eso es realmente admirable. Tomemos la salud mental con la seriedad que merece. Hay mucho que hacer al respecto, pero sobre todo hay mucho que mejorar. Basta de prejuicios, estereotipos y marginación.  Nunca sabes si tú serás el que se encuentre en esa situación algún día. Y estoy segura que si te pasara, te gustaría que existiera un ambiente de confianza y aceptación que te ayudara a un mejor proceso de recuperación, y a promover la existencia de una sociedad más solidaria y sana.

Atentamente:

María Borja, una víctima del estigma.

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